Tener un hijo es el sueño de miles de mujeres en todo el mundo, quienes se imaginan a sí mismas durante el embarazo y el momento del parto, donde conocerán a ese pequeño ser humano por quien han esperado tanto tiempo. Sin embargo, el sueño puede volverse pesadilla al ser víctima de la violencia y negligencia obstétrica.
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La “maniobra de Kristeller” consiste en ejercer presión sobre el vientre para ayudar a que el bebé baje hacia el canal de parto. Esta maniobra fue descrita en 1867 por Samuel Kristeller, médico polaco que comenzó a utilizarla y a desarrollar una técnica controlada y que debe ser realizada solo por el obstetra, quien aplica presión paulatina con el antebrazo o los puños la parte superior del útero, acompañando la contracción y el puje de la madre para ayudar a que el bebé nazca.
Por mucho tiempo se ha considerado una maniobra para salvar vidas ya que se aplica cuando el bebé es muy grande, cuando la madre ya se cansó y no tiene la fuerza suficiente, o cuando le aplicaron una anestesia epidural. Usar esta maniobra no necesariamente implica que algo haya salido mal con el parto, sino que se necesita una ayuda.
Sin embargo, uno de los problemas es que el personal de salud, como las enfermeras, suelen aplicar la maniobra de forma incorrecta, o en un momento inoportuno, al no conocer bien la técnica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no recomienda el uso de la maniobra de Kristeller ya que conlleva muchos riesgos; algunos países de Europa tienen prohibida la maniobra, en otros se considera como violencia obstétrica, mientras que en otros es parte de los servicios de atención perinatal y se aplica sin tener que pedir consentimiento a la madre.
En México, a pesar de que la maniobra de Kristeller se encuentra proscrita de la práctica médica actual (prohibición que sustenta la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016 para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida), muchos hospitales siguen practicándola bajo riesgos de desgarros cervicales, inversión uterina, prolapso uterino, rotura del útero, desprendimiento prematuro de la placenta, fracturas de la parrilla costal, hipotensión al hacer presión sobre la vena cava, desgarres perineales y anales, además de lastimar a la madre y causarle un severo trauma emocional.
En el feto, las complicaciones por la maniobra de Kristeller abarcan fracturas de húmero y clavícula, aumento de la presión intracraneal, hemorragias intracraneales, cefalohematoma, hipoxia fetal, entre otros por lo que se considera mala práctica médica.
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Lic. Carlos Figueroa Rodríguez, abogado titular de Lex & Co. Cuenta con más de 10 años de experiencia en casos especializados en materia de demandas contra negligencias médicas y aseguradoras. Egresado de la Universidad Anáhuac y con Maestría en Derecho Constitucional y Amparo por la Barra Nacional de Abogados, además, cuenta con un doctorado en Ciencias Jurídicas por la UCI México. Cédula profesional 6577215.
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