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Toggle¿Error médico o de diagnóstico? Aprende a diferenciarlos y conoce los pasos a seguir para proteger tus derechos como paciente.
Probablemente, no haya una paradoja más grande que la de un médico provocando daños a un paciente que buscó sus servicios sanitarios. La práctica de la medicina siempre conlleva el riesgo de daños involuntarios, incluso habiendo las mejores circunstancias.
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Esto lo demostró el Institute of Medicine (IOM) de los Estados Unidos, en la publicación Errar es humano, donde se reportó que cada año mueren 98,000 pacientes hospitalizados como consecuencia de errores previsibles.
Es tal la incidencia de errores médicos, que se considera la octava causa de muerte global, por encima de accidentes automovilísticos, cáncer de mama o síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Estos errores se consideran actos no intencionados, causados por un defecto en la atención a la salud del paciente, por lo que no hay un deseo ni intención de dañar. Sin embargo, sus consecuencias tienen un alto impacto a nivel económico, emocional y en la calidad de vida en los afectados.
El diagnóstico médico es la determinación de una patología, afección o lesión a la que se llega mediante la correlación de los síntomas y la exploración física del paciente. Para confirmar el diagnóstico, un especialista puede solicitar pruebas complementarias, como análisis de sangre, biopsias o estudios de imagen.
El error diagnóstico incluye los diagnósticos que no se realizan oportunamente, los que son omitidos o resultan incorrectos. Adicionalmente, la definición se está expandiendo para incluir el sobrediagnóstico, que se refiere a la identificación de enfermedades en individuos que no presentan síntomas que indiquen el padecimiento diagnosticado.
El error es una preocupación central en medicina; de acuerdo con un estudio en el que se analizaron más de 30 mil historias clínicas en hospitales de New York, se encontró que el 14% de los casos adversos se debían a errores de diagnóstico que no solo habían sido prevenibles, sino evitables y, por ende, se trataba de negligencia médica.
La causa más frecuente de estos errores se relaciona con exámenes clínicos incompletos; se calcula que el 70% de casos de cáncer no diagnosticados se deben a anamnesis y exámenes físicos insuficientes, lo que conlleva a demoras en el diagnóstico, confundir enfermedades graves con benignas, que el paciente empeore y se haga más complejo el tratamiento.
Otra causa frecuente de los errores corresponde a la falta de conocimiento sobre las enfermedades, lo que no solo provoca un diagnóstico equivocado, sino un error en la prescripción del tratamiento.
El riesgo de que ocurran fallos en la atención médica y que de ellos deriven consecuencias serias, aumenta a la par con la urgencia y la gravedad de la patología, especialmente en las áreas de urgencias.
De la misma forma, la edad de los pacientes y la puesta en práctica de procesos médicos novedosos, son factores que incrementan las probabilidades de error.
Estos fallos se clasifican en dos categorías principales: el error por omisión, cuando las afectaciones responden a un procedimiento o tratamiento que no se realizó, y el error por comisión, que se asocia con una práctica incorrecta.
En México se habla poco de los errores médicos, lo que impide tener datos exactos sobre su incidencia. No obstante, cada año se interponen cientos de demandas por mala praxis. Se define como error diagnóstico a fallas o equivocaciones que deriven en un diagnóstico erróneo, prescripción de medicamentos o procedimientos quirúrgicos innecesarios.
El daño relacionado con los errores de diagnóstico es la demora o fracaso para brindar tratamiento a la condición que el paciente presentaba al momento de la consulta, o bien, son las complicaciones asociadas a tratamientos prescritos para tratar una condición que el paciente no tenía.
Ahora bien, los errores médicos pueden presentarse por un examen deficiente de las condiciones de salud, ignorancia o impericia o generarse luego de un procedimiento realizado y pueden dejar lesiones en la persona afectada o, en el peor de los casos, provocar su fallecimiento. Por lo anterior, se considera uno de los tipos de negligencia médica que puede ser cometido tanto por el equipo administrativo, hospitalario o enfermeras, en espacios como salas de emergencia, consultorios o quirófanos.
En cuanto a sus efectos, los errores de diagnóstico pueden resultar en la omisión de tratamientos necesarios o en la administración de intervenciones inapropiadas, en tanto que los errores médicos pueden ocasionar la pérdida de un tiempo crucial para el tratamiento y la recuperación del paciente, lo que agravaría su estado de salud, conduciendo a un detrimento general de su calidad de vida.
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El error médico o de diagnóstico se considera negligencia médica cuando el paciente recibe una atención que no cumple con los estándares clínicos aceptados y esto se traduce en un daño para la salud.
En caso de haber sido afectado por un error médico, en México se tiene la opción de acudir a la CONAMED (Comisión Nacional de Arbitraje Médico) para presentar una queja formal, ya sea a través de la instancia nacional o de las comisiones establecidas en cada estado. A continuación, detallamos el paso a paso para realizar este trámite.
1. Escrito libre con las siguientes características:
Por último, es indispensable que el documento donde quede expresada la queja cuente con la firma autógrafa del paciente, o, en su defecto, su huella digital.
2. Copia de la identificación oficial del paciente o de su representante.
3. Original o copia de los documentos que acrediten la existencia de la relación médico-paciente: por ejemplo, registros de consultas, recetas médicas, informes de egreso hospitalario, resúmenes clínicos o resultados de análisis. Esto servirá como sustento probatorio al momento de presentar la queja.
Otra consideración importante es que, cuando la queja es presentada por un representante del paciente, se debe contar con la documentación legal que acredite dicha representación. Estos documentos variarán en función del caso, por lo que es recomendable buscar la asesoría de un abogado especialista en negligencia médica para determinar qué documentos se requieren.
En la mayoría de los casos se solicita una carta poder simple en original y copia, acta de nacimiento o de matrimonio, testimonio de tutela o de albacea, un poder notarial o testamento.
El trámite es gratuito y puede realizarse de manera presencial en las oficinas de la CONAMED o de las Comisiones Estatales de Arbitraje Médico; asimismo, tienes la posibilidad de enviar la documentación por paquetería para concretar el trámite.
Al igual que en el caso de las quejas presenciales, el documento en el que se exponga el motivo de la queja, la relación de los hechos y la petición a los servicios de salud deberá contener la firma autógrafa o huella digital del responsable o su representante y ser enviado en la versión original.
También es fundamental que el documento de queja incluya los datos de identificación y contacto de las partes involucradas (paciente o representante legal y prestador de servicios de salud) especificando nombre completo, domicilio para notificaciones, dirección de correo electrónico y números telefónicos. Esto, con la finalidad de que los interesados puedan recibir notificaciones sobre el proceso.
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Lic. Carlos Figueroa Rodríguez, abogado titular de Lex & Co. Cuenta con más de 10 años de experiencia en casos especializados en materia de demandas contra negligencias médicas y aseguradoras. Egresado de la Universidad Anáhuac y con Maestría en Derecho Constitucional y Amparo por la Barra Nacional de Abogados, además, cuenta con un doctorado en Ciencias Jurídicas por la UCI México. Cédula profesional 6577215.
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