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Una buena obra terminó en una tragedia para varios adultos mayores que perdieron la vista al ser operados de cataratas. Como parte de sus iniciativas de apoyo social la Fundación Cinépolis mediante su programa “Del amor nace la vista” ofrece operaciones oftalmológicas para personas de la tercera edad que están perdiendo la vista y que no tienen los recursos para someterse a una cirugía.

La fundación contrató a la clínica Instituto de Salud Visual en Quintana Roo para realizar estas cirugías a un grupo de personas en octubre de 2015. Sin embargo, las operaciones no salieron como eran previstas y decenas de personas que fueron operadas adquirieron una infección y por lo menos cinco de ellas tuvieron como consecuencia la pérdida total o parcial de la vista.

A más de dos años de los hechos los pacientes afectados aún continúan esperando que se haga justicia sobre su caso y que puedan obtener una indemnización por riesgo de trabajo que se presentó durante sus intervenciones jurídicas.

La clínica responsable fue investigada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), quienes determinaron que el lugar no contaba con los permisos para operar y tampoco tenía las condiciones necesarias para realizar cirugías.

Los peritos en medicina forense informaron que la infección que adquirieron los pacientes fue provocada por una bacteria  que se propagó debido a una mala asepsia durante las cirugías, es decir, que no se siguieron los métodos correctos para evitar la propagación de una infección.

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Se estima que fueron más de 50 personas las que resultaron afectadas de alguna manera, pero sólo cinco han presentado una denuncia formal, de las cuales, sólo dos son reconocidas por Fundación Cinepólis.

Los afectados aseguran que días posteriores a la cirugía fue cuando empezaron a presentar síntomas como dolores, hinchazón y hasta sangrado de los ojos, por lo que regresaron a la clínica donde les confirmaron que tenían una infección, la cual fue tratada con altas dosis de antibióticos, sin embargo, no todos tuvieron una recuperación favorable y de tener una mala vista pasaron a perderla por completo.

Los pacientes han sido remitidos a distintas instancias médicas como la Secretaría de Salud de Quintana Roo y al hospital Conde de Valencia ubicado en la Ciudad de México para su seguimiento, sin embargo, el apoyo ha disminuido y muchos de los pacientes han tenido que buscar por sus propios medios la manera de pagar sus tratamientos a dos años de la negligencia.

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