Probablemente no haya una paradoja más grande que la de un médico provocando daños a un paciente que buscó sus servicios sanitarios. La práctica de la medicina siempre conlleva el riesgo de daños involuntarios, aun dentro de las mejores circunstancias, esto lo demostró el Institute of Medicine (IOM) de los Estados Unidos con su publicación «Errar es humano», donde se reportó que cada año mueren 98,000 pacientes hospitalizados como consecuencia de errores prevenibles.
Es tal la incidencia de errores médicos que se considera la octava causa de muerte global, por encima de accidentes automovilísticos, cáncer de mama o síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Estos errores se consideran actos no intencionados, causados por un defecto en la atención a la salud del paciente, por lo que no hay un deseo ni intención de dañar al paciente, sin embargo sus consecuencias tienen un alto impacto a nivel económico, emocional y de calidad de vida en los afectados.
En México se habla poco de los errores médicos, lo que impide tener datos exactos sobre su incidencia, y cada año se interponen cientos de demandas por mala praxis. Se define como error diagnóstico a fallas o equivocaciones que deriven en un diagnóstico erróneo, prescripción de medicamentos o procedimientos quirúrgicos innecesarios.
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El daño relacionado con los errores de diagnóstico es el retraso o fracaso para brindar tratamiento a la condición que el paciente presentaba al momento de la consulta, o bien, por complicaciones asociadas a tratamientos que se dieron para una condición que el paciente no tenía.
Ahora bien, los errores médicos pueden presentarse por un examen insuficiente del enfermo, ignorancia o impericia en un procedimiento realizado y que pueden dejar lesiones en el paciente o, en el peor de los casos, provocar su fallecimiento por ello se considera uno de los tipos de negligencia medica que puede ser cometido tanto por el equipo administrativo, hospitalario, enfermeras, en salas de emergencia, consultorios o quirófanos.
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Lic. Carlos Figueroa Rodríguez, abogado titular de Lex & Co. Cuenta con más de 10 años de experiencia en casos especializados en materia de demandas contra negligencias médicas y aseguradoras. Egresado de la Universidad Anáhuac y con Maestría en Derecho Constitucional y Amparo por la Barra Nacional de Abogados, además, cuenta con un doctorado en Ciencias Jurídicas por la UCI México. Cédula profesional 6577215.
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